En los noticieros de la televisión, en las últimas semanas, se han presentado imágenes de la situación en la que se encuentran las bolsas de valores de los países mas desarrollados. En estas imágenes se observan grandes salones llenos de computadoras y de tableros electrónicos donde se registran los movimientos de los negocios que se realizan con la compra y con la venta de las acciones de las empresas que son exitosas y que comparten su valor y su propiedad con diversos socios, que compran pequeñas fracciones, en documentos que terminan teniendo un valor simbólico, pero que en el mercado de valores se cotizan muy alto. Esos inversionistas tienen la ilusión de venderlas posteriormente, en un precio mayor y así obtener una pequeña o gran ganancia. Ese es uno de los objetivos de los capitalistas. No tienen interés de fundar una empresa o abrir una fuente de empleo, sino que el capitalista desea invertir su dinero y obtener la mejor ganancia posible, con el menor esfuerzo y en el menor tiempo posible. El otro objetivo es el de colocar el dinero, en forma de crédito, para obtener ganancias por medio de los intereses.
Existen diversas instituciones que realizan este tipo de negocio, donde un capitalista presta su dinero y el beneficio que obtiene es el pago de los intereses que forzosamente tienen que hacer aquellos que piden un préstamo.
De esta forma acumulan una considerable fortuna, las afianzadoras, las financieras, las casas de préstamo, las casas de empeño y principalmente los bancos.
Pero los bancos tienen una situación que es muy especial. Los bancos fueron creados para guardar y proteger el dinero de los ahorradores. En un principio el papel que desempeñaron, fue el de resguardar el dinero de los ricos y de la nobleza. Ese dinero se acumulaba en las casas de seguridad y los depositantes pagaban una cantidad para el resguardo y la vigilancia del capital. Posteriormente los banqueros empezaron a correr el riesgo de prestar ese dinero ajeno y vivir de los intereses que pagaban los solicitantes del crédito. Esa es la esencia de un banco y esa es su justificación legal. El banquero es la figura jurídica de una persona que realiza operaciones financieras con un dinero que no es suyo, sino de los ahorradores. Tiene el argumento legal de que solamente vive de las ganancias que obtiene de los réditos que le pagan los prestamistas, sostiene que no tiene capital propio y por ese motivo existen leyes para proteger el dinero que no es propiedad de los bancos. En nuestro mundo moderno todo el movimiento de dinero se realiza por intermediación de los bancos, porque ya son muy pocos los trabajadores que reciben un pago en efectivo del salario que reciben. Por regla general el pago se recibe por medio de un cheque que es necesario cambiar en un banco y son muy pocos los trabajadores que cuando cambian su cheque, se llevan todo el dinero, pues la mayoría abre una cuenta de donde va retirando poco a poco lo que necesita.
Esta confianza que tenemos en los bancos es el resultado de todo un sistema financiero y de todo un sistema de leyes que se han elaborado para proteger a los usuarios. Este sistema debe funcionar en una forma eficiente y en él no debe existir la más mínima duda de un saldo equivocado.
Los bancos manejan enormes cantidades de dinero, dinero que se maneja con el argumento de que no es propio y en su funcionamiento, tienen dos tipos de usuarios, que por igual le otorgan beneficios: Los ahorradores y los que solicitan un préstamo. Tal vez las personas que carecemos de un ingreso alto, no tenemos la categoría y la confianza que piden los bancos, para tener derecho a un crédito, que nos sirva para comprar un coche, una vivienda o invertirlo en un negocio pequeño, que son las necesidades que tienen las clases medias, porque en la parte superior de las clases sociales, el crédito es solicitado por grandes comercios y empresas que dependen de los prestamos bancarios para poder trabajar con normalidad. Así que los usuarios de los bancos son todas aquellas personas que tienen la capacidad para abrir una cuenta de ahorros, aunque también puede abrirse una cuenta de crédito, si pueden comprobarse los ingresos que piden las instituciones bancarias.
Pero las instituciones de seguridad social también realizan préstamos a sus beneficiarios, como es el caso del Seguro Social y el ISSSTE. Un compañero maestro me comentó hace unos días, que le otorgaron un crédito especial en el ISSSTE, por medio de un trámite que estuvo haciendo durante algunos meses. Su préstamo fue otorgado por un total de $ 92,000.00, pero no le dieron todo el dinero que estaba pactado, porque el ISSSTE, de inmediato le descotó los intereses de dos años, es decir $ 18,000.00 y solo recibió un total de $ 76,000.00, sin embargo debe pagar en 48 quincenas el total del préstamo que le dieron, con esto nos damos cuenta, que también la usura está presente en las instituciones de beneficio social que tienen los trabajadores.
El dinero tiene un costo y el costo se duplica o se triplica cuando se tiene la necesidad de un crédito.
Por medio de la necesidad del dinero, es como se diseñan las trampas legales para realizar los rescates bancarios, en los cuales, la sociedad termina pagando deudas multimillonarias que no pueden pagar los solicitantes del crédito.
Esa es la historia de famosísimo FOBAPROA, que significa Fondo Bancario de Protección al Ahorro. En el año de 1994 ocurrió un desastre financiero en México. Ese desastre financiero fue causado por las condiciones de usura con las que trabajaban los bancos. El peso tuvo una devaluación muy grande, las tasas de interés subieron, el gobierno utilizó las pocas reservas que tenía nuestra patria, para intentar frenar la creciente devaluación y entre los ahorradores empezó a circular la noticia de que los bancos no contaban con suficiente dinero para respaldar el ahorro y que empieza la debacle.
Los grandes ahorradores entraron en pánico por el temor de perder su dinero y se iniciaron los retiros masivos de capital, que empezó a emigrar para el extranjero.
Las personas y las empresas que tenían contratado un crédito, pequeño o grande, se dieron cuenta que los nuevos intereses eran impagables y esas personas perdieron, el coche, la casa y el negocio porque ya no lo pudieron pagar. El sistema financiero mexicano se fue completamente a la ruina.
Ese fue un anticipo de lo que hoy le está sucediendo a los Estados Unidos.
En 1995 una eventual quiebra de los bancos habría hecho imposible el acceso a créditos y los ahorradores no hubieran podido disponer de sus depósitos, lo que habría colapsado la infraestructura productiva, por lo que el Gobierno Federal aplicó el Fobaproa, para absorber las deudas ante los bancos, capitalizar el sistema financiero y garantizar el dinero de los ahorradores. El dinero que no podía ser cubierto por los bancos era un total de 552,000 millones de dólares, que se conoce como cartera vencida. El gobierno lo canjeó por pagarés ante el Banco de México. Dicho monto equivale al 40% del PBI de 1997, a las dos terceras partes del Presupuesto de Egresos para 1998 y el doble de la deuda pública interna.
Con esta medida nos damos cuenta que el gobierno de inmediato protegió a los inversionistas, con el pretexto de que estaba protegiendo a los ahorradores. Quienes no pudieron pagar su crédito no recibieron ninguna ayuda.
Esa inmensidad de dinero está programada para pagarse en un plazo cercano a los treinta años, tan solo de intereses se ha pagado lo siguiente:
En el año 2000, $ 40,018.oo
en 2001, $ 39,177.oo
en 2002, $ 45,378.oo
en 2003, $ 30,238.oo
y en 2004, $ 41030.oo, todo en millones de pesos.
El fobaproa, sigue vigente, forma parte de la deuda que tenemos los mexicanos. El dinero con el que se paga se obtiene de los impuestos que todos aportamos. Algunos pagan mucho dinero de impuestos, pero a cambio también tienen grandes ingresos. Otros pagan pocos impuestos, pero también tienen muy poquitos ingresos, así que a todos nos afecta por igual.
Quien está ganando con el fobaproa? Están ganando aquellos que sacan beneficio de la desgracia de todo un pueblo.
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