jueves, 30 de octubre de 2008

Poderoso caballero

En los noticieros de la televisión, en las últimas semanas, se han presentado imágenes de la situación en la que se encuentran las bolsas de valores de los países mas desarrollados. En estas imágenes se observan grandes salones llenos de computadoras y de tableros electrónicos donde se registran los movimientos de los negocios que se realizan con la compra y con la venta de las acciones de las empresas que son exitosas y que comparten su valor y su propiedad con diversos socios, que compran pequeñas fracciones, en documentos que terminan teniendo un valor simbólico, pero que en el mercado de valores se cotizan muy alto. Esos inversionistas tienen la ilusión de venderlas posteriormente, en un precio mayor y así obtener una pequeña o gran ganancia. Ese es uno de los objetivos de los capitalistas. No tienen interés de fundar una empresa o abrir una fuente de empleo, sino que el capitalista desea invertir su dinero y obtener la mejor ganancia posible, con el menor esfuerzo y en el menor tiempo posible. El otro objetivo es el de colocar el dinero, en forma de crédito, para obtener ganancias por medio de los intereses.

Existen diversas instituciones que realizan este tipo de negocio, donde un capitalista presta su dinero y el beneficio que obtiene es el pago de los intereses que forzosamente tienen que hacer aquellos que piden un préstamo.

De esta forma acumulan una considerable fortuna, las afianzadoras, las financieras, las casas de préstamo, las casas de empeño y principalmente los bancos.

Pero los bancos tienen una situación que es muy especial. Los bancos fueron creados para guardar y proteger el dinero de los ahorradores. En un principio el papel que desempeñaron, fue el de resguardar el dinero de los ricos y de la nobleza. Ese dinero se acumulaba en las casas de seguridad y los depositantes pagaban una cantidad para el resguardo y la vigilancia del capital. Posteriormente los banqueros empezaron a correr el riesgo de prestar ese dinero ajeno y vivir de los intereses que pagaban los solicitantes del crédito. Esa es la esencia de un banco y esa es su justificación legal. El banquero es la figura jurídica de una persona que realiza operaciones financieras con un dinero que no es suyo, sino de los ahorradores. Tiene el argumento legal de que solamente vive de las ganancias que obtiene de los réditos que le pagan los prestamistas, sostiene que no tiene capital propio y por ese motivo existen leyes para proteger el dinero que no es propiedad de los bancos. En nuestro mundo moderno todo el movimiento de dinero se realiza por intermediación de los bancos, porque ya son muy pocos los trabajadores que reciben un pago en efectivo del salario que reciben. Por regla general el pago se recibe por medio de un cheque que es necesario cambiar en un banco y son muy pocos los trabajadores que cuando cambian su cheque, se llevan todo el dinero, pues la mayoría abre una cuenta de donde va retirando poco a poco lo que necesita.

Esta confianza que tenemos en los bancos es el resultado de todo un sistema financiero y de todo un sistema de leyes que se han elaborado para proteger a los usuarios. Este sistema debe funcionar en una forma eficiente y en él no debe existir la más mínima duda de un saldo equivocado.  

Los bancos manejan enormes cantidades de dinero, dinero que se maneja con el argumento  de que no es propio y en su funcionamiento,  tienen dos tipos de usuarios, que por igual le otorgan beneficios: Los ahorradores y los que solicitan un préstamo. Tal vez las personas que carecemos de un ingreso alto, no tenemos la categoría y la confianza que piden los bancos, para tener derecho a un crédito, que nos sirva para comprar un coche, una vivienda o invertirlo en un negocio pequeño, que son las necesidades que tienen las clases medias, porque en la parte superior de las clases sociales, el crédito es solicitado por grandes comercios y empresas que dependen de los prestamos bancarios para poder trabajar con normalidad. Así que los usuarios de los bancos son todas aquellas personas que tienen la capacidad para abrir una cuenta de ahorros, aunque también puede abrirse una cuenta de crédito, si pueden comprobarse los ingresos que piden las instituciones bancarias.

Pero las instituciones de seguridad social también realizan préstamos a sus beneficiarios, como es el caso del Seguro Social y el ISSSTE. Un compañero maestro me comentó hace unos días, que le otorgaron un crédito especial en el ISSSTE, por medio de un trámite que estuvo haciendo durante algunos meses. Su préstamo fue otorgado por un total de $ 92,000.00, pero no le dieron todo el dinero que estaba pactado, porque el ISSSTE, de inmediato le descotó los intereses de dos años, es decir $ 18,000.00 y solo recibió un total de $ 76,000.00, sin embargo debe pagar en 48 quincenas el total del préstamo que le dieron, con esto nos damos cuenta, que también la usura está presente en las instituciones de beneficio social que tienen los trabajadores.

El dinero tiene un costo y el costo se duplica o se triplica cuando se tiene la necesidad de un crédito.

Por medio de la necesidad del dinero, es como se diseñan las trampas legales para realizar los rescates bancarios, en los cuales, la sociedad termina pagando deudas multimillonarias que no pueden pagar los solicitantes del crédito.

Esa es la historia de famosísimo FOBAPROA, que significa Fondo Bancario de Protección al Ahorro. En el año de 1994 ocurrió un desastre financiero en México. Ese desastre financiero fue causado por las condiciones de usura con las que trabajaban los bancos. El peso tuvo una devaluación muy grande, las tasas de interés subieron, el gobierno utilizó las pocas reservas que tenía nuestra patria, para intentar frenar la creciente devaluación y entre los ahorradores empezó a circular la noticia de que los bancos no contaban con suficiente dinero para respaldar el ahorro y que empieza la debacle.

Los grandes ahorradores entraron en pánico por el temor de perder su dinero y se iniciaron los retiros masivos de capital, que empezó a emigrar para el extranjero.

Las personas y las empresas que tenían contratado un crédito, pequeño o grande, se dieron cuenta que los nuevos intereses eran impagables y esas personas perdieron, el coche, la casa y el negocio porque ya no lo pudieron pagar. El sistema financiero mexicano se fue completamente a la ruina.

Ese fue un anticipo de lo que hoy le está sucediendo a los Estados Unidos.

En 1995 una eventual quiebra de los bancos habría hecho imposible el acceso a créditos y los ahorradores no hubieran podido disponer de sus depósitos, lo que habría colapsado la infraestructura productiva, por lo que el Gobierno Federal aplicó el Fobaproa, para absorber las deudas ante los bancos, capitalizar el sistema financiero y garantizar el dinero de los ahorradores. El dinero que no podía ser cubierto por los bancos era un total de 552,000 millones de dólares, que se conoce como cartera vencida. El gobierno lo canjeó por pagarés ante el Banco de México. Dicho monto equivale al 40% del PBI de 1997, a las dos terceras partes del Presupuesto de Egresos para 1998 y el doble de la deuda pública interna.

Con esta medida nos damos cuenta que el gobierno de inmediato protegió a los inversionistas, con el pretexto de que estaba protegiendo a los ahorradores. Quienes no pudieron pagar su crédito no recibieron ninguna ayuda.

Esa inmensidad de dinero está programada para pagarse en un plazo cercano a los treinta años, tan solo de intereses se ha pagado lo siguiente:

En el año 2000,  $ 40,018.oo

en 2001, $ 39,177.oo

en 2002, $ 45,378.oo

en 2003, $ 30,238.oo

y en 2004, $ 41030.oo, todo en millones de pesos.

El fobaproa, sigue vigente, forma parte de la deuda que tenemos los mexicanos. El dinero con el que se paga se obtiene de los impuestos que todos aportamos. Algunos pagan mucho dinero de impuestos, pero a cambio también tienen grandes ingresos. Otros pagan pocos impuestos, pero también tienen muy poquitos ingresos, así que a todos nos afecta por igual.

Quien está ganando con el fobaproa?  Están ganando aquellos que sacan beneficio de la desgracia de todo un pueblo.

jueves, 16 de octubre de 2008

El saco de la abundancia.

Hay un dicho popular que dice: La ambición rompe el saco de la abundancia y ese dicho encierra una gran verdad y una gran sabiduría, porque puede aplicarse muy bien a los acontecimientos que han tenido lugar en las últimas semanas en este mundo capitalista que rige los destinos de quienes vivimos en esta época de cambios y renovación. La ambición se puede confundir con otras dos palabras que también están vigentes: La codicia y la avaricia que son conceptos semejantes y que tienen relación con lo que acontece en los dominios de los grandes capitales que se mueven en condiciones y en lugares que ni siquiera podemos imaginar, porque están fuera del alcance de la gente común y corriente, pero que afectan la vida de todas las personas porque tienen un impacto en los empleos y en los precios de los productos que tenemos que comprar para subsistir diariamente.

He consultado la definición de estas palabras y significan lo siguiente: “La codicia o avaricia es el deseo excesivo de obtener más dinero, riqueza o bienes materiales. La codicia es uno de los siete pecados capitales en la Iglesia Católica, usualmente llamado avaricia, pero la codicia es una palabra más aceptada porque se refiere al deseo de acumular riquezas y eso tiene más relación con el capitalismo y el consumismo.

Cuando nos referimos al hecho de codiciar las habilidades, bienes y talentos de otra persona, el término que se utiliza es la envidia. Cuando la codicia es aplicada al exceso de consumir comida o bebida, el término es gula, otro de los siete pecados capitales que se consideran en  el catolicismo”.

En el centro del poder del capitalismo, que se encuentra más allá de nuestros pensamientos, existe un mundo de fantasía y de ensueño, donde se desarrolla la vida de la gente que tiene el enorme poder que otorga el dinero. En ese mundo donde existen lujos, riqueza, bienes materiales de diseño exclusivo, empresas de un enorme prestigio mundial y todo lo que poseen los grupos privilegiados que pertenecen a la clase más elevada de la sociedad, a pesar de que tienen todo lo mejor, tanto en riqueza como en poder y cultura, no se libran de vivir las bajas pasiones de la ambición y de una avaricia que no se puede contener. Esa forma de maldad es común en todos los seres humanos y es inevitable entre quienes son dueños del dinero y de los mejores bienes terrenales.

Los días pasados, los noticieros de todo el mundo estuvieron centrados en los acontecimientos que ocurrían en las bolsas de valores de los países del primer mundo y es que las bolsas de valores estuvieron viviendo la crisis más grave de sus historia, pues repentinamente se encontraron con la situación de que los fondos que las sostienen dejaban de tener los recursos financieros que le dan vida.

Esto puede explicarse con un ejemplo, pero debemos tomar en cuenta que es muy complejo lo que sucede en el ambiente de los grandes negocios, ya que la bolsa de valores es un lugar donde se reúne capital, es un lugar donde los dueños del dinero, reúnen cantidades millonarias, que se utilizan para sostener la compra y la venta de acciones, es decir la compra y la venta de pequeñas partes de lo que vale una empresa.

El ejemplo que lo trata de explicar es el siguiente: Supongamos que en un pueblito un grupo de rancheros se reúnen para buscar socios y tener dinero para los gastos que necesitan en la producción de sus ranchos. Entre todos toman el acuerdo de vender un pedacito de su rancho a un socio que lo quiera comprar y utilizar ese dinero para incrementar y sostener la producción. A cambio cuando reciba el dinero por la venta de las cosechas, a ese socio le tocará un porcentaje de las ganancias obtenidas. Para evitar el movimiento de dinero por la compra y la venta de esos pedacitos, los rancheros proponen crear un fondo común, con sus aportaciones y con dinero de algunos prestamistas que se beneficien con algún cargo extra por el dinero que invierten para que la bolsa no se quede sin fondos. Estos últimos también se encargarán de avalar todo ese movimiento de recursos. Este fondo se conoce como bolsa de valores, aunque también es conveniente mencionar que hay personas de mucho capital que solo viven de las aportaciones que realizan a la bolsa de valores, esas personas se conocen como capitalistas.

También tenemos que pensar que no todos los ranchos tienen el mismo tamaño, ni la misma importancia. Algunos serán muy grandes y otros serán muy productivos y por ese motivo el precio de sus pedacitos será diferente. Diariamente, en una bolsa de valores, se venden los pedacitos que las empresas ponen a la disposición de los compradores, aunque es más común que quienes tienen en su poder las acciones que han comprado, ponen a la venta esas acciones que poseen, para obtener una ganancia, cuando la empresa funciona exitosamente y con ello sube el valor de sus acciones.

Todo eso está muy bien y este negocio gigantesco es lo que sostiene la economía de las grandes empresas, pero en ese mundo no todo es perfecto, también existen las mismas condiciones de lucha, de trampas, de engaño, de traición, que suceden cuando dos personas se juegan en un volado algo que tiene mucho valor, o cuando se reúne un grupito de individuos para exponer su patrimonio en un juego de baraja. En estas dos situaciones está presente la codicia, la avaricia y la ambición.

En los Estados Unidos, una gran cantidad de artículos se compra por medio del crédito, es decir del dinero prestado: Una casa, un coche, un refrigerador, un televisor, los muebles, la comida y un sin fin de cosas más. Quienes compran por medio de un crédito tienen que pagar un interés y ese es el gran negocio de los bancos y de los capitalistas, el interés mensual que obtienen de los compradores. Es tan importante el asunto de los intereses que existen reglas que imponen los gobiernos para establecer el monto de los intereses. Un interés del 12%, significa un pago del 1% mensual. Se considera que en las grandes economías eso es lo justo, pero tiene variaciones porque puede subir un punto que sería el 13% o puede subir medio punto que se convierte en el 12.5%.

Tal vez un punto o medio punto sea muy poco dinero para una persona, pero a nivel global, cuando se tienen millones de deudores, ese porcentaje significa millones de dólares, también ocurre los mismo cuando una persona tiene deudas de miles de dólares o tal vez de millones, ya que ese pequeño porcentaje influye en el monto de la deuda y de los intereses.

¿Qué pasa cuando los deudores no tienen trabajo y no pueden pagar ni los intereses ni la deuda? Si son pocos, tal vez no pasa nada, porque pierden los productos que compraron y pierden el dinero que han pagado y así el banco prestamista recupera su inversión y sus ganancias, ¿pero que pasa cuando los deudores son millones y repentinamente se encuentran con la situación de no tener dinero para pagar los compromisos que han contraído? En esas condiciones el capital se esfuma, se pierde repentinamente y el capitalista llega a una situación de quiebra, que le impide cumplir con sus compromisos y provoca la quiebra de otro capitalista y es así como se establece una cadena interminable que recorre todas las bolsas de valores de todo el mundo.

La crisis que estamos viviendo es una crisis de deudores y de prestamistas. Es decir una crisis provocada por la avaricia y el deseo insano de obtener los mayores beneficios al invertir el gran capital. El saco de la abundancia estaba lleno, pero la ambición lo rompió y ahora todas las personas tenemos que cargar con el peso de esta crisis mundial.

El precio del dólar será más caro, los empleos serán escasos y el precio de las mercancías industriales subirá como consecuencia de todo esto.

La bolsa mexicana de valores sufrió una crisis muy fuerte en el año de 1994. Esa crisis tuvo un costo que aun estamos pagando, porque a todos los mexicanos nos impusieron esa pesada carga. Los capitalistas fueron protegidos para evitar un mayor desastre, por medio de un procedimiento que se conoce como FOBAPROA, pero esa historia la contaré en el siguiente número.