El día 5 de julio del presente año, se realizarán las elecciones intermedias en nuestro país. En algunos lugres de la república, se elegirán diputados federales, diputados locales, jefes delegacionales, gobernador del estado y presidentes municipales. Por este motivo existe un gran movimiento, en los partidos políticos, porque se encuentran en el proceso final para presentar y registrar a sus candidatos.
Esta situación tan compleja que se presenta cada vez que hay un proceso electoral, nos afecta a todas las personas de distintas formas; por las campañas, por la propaganda, por las visitas de los candidatos, por las aglomeraciones, porque en los noticieros de la televisión, de la radio y en los periódicos se empieza ha hablar mucho de todo lo que tiene que ver con la política electoral. Algunas personas ya están cansadas de todo ese borlote que se arma cada vez que llega el momento de elegir a los representantes populares, y manifiestan su disgusto alejándose de las urnas y renunciando a este derecho que tienen todos los ciudadanos, otros se niegan a participar porque ya no creen en las elecciones, ni en los políticos, que son los actores principales de este asunto.
Es tanto el alboroto que se arma en las épocas de las elecciones, que una gran cantidad de personas hablan de la política y de los políticos, pero en el fondo no tienen una idea clara del significado que tienen estas palabras y de los asuntos que tienen que ver con ellas, así que en este artículo trataré de encontrar un poquito de luz para explicar “qué fregados es eso de la política”, justo como lo mencionó una persona, que se encontraba bajo los efectos de algún brebaje que no le permitía tener control de sus palabras.
Antes que nada quiero decirle que esta palabrita de la política no es nada nueva. Es un concepto que ya se usaba antes del nacimiento de Jesús de Nazaret lo cual quiere decir que ya tiene más de 2000 mil años de uso y tiene relación con otra palabra que es más sencilla de comprender y esta es la palabra “poder”.
La palabra política tiene que ver con el ejercicio del poder y el poder existe, desde que el hombre primitivo empezó el desarrollo de la especie y tuvo la necesidad de vivir en sociedad para protegerse de otras especies y de otros grupos y también como una opción para conseguir el sustento propio y el de su comunidad.
El poder es un atributo que se obtiene para decidir sobre la voluntad de otros. Para que exista el poder se requiere un mínimo de dos personas, donde una de ellas tiene la capacidad de tomar decisiones que afectan la voluntad de la otra.
El caso más inmediato donde se observa este ejemplo se encuentra en la familia, que se ha dicho de diversas formas y en diferentes lugares y tiempos, que es la base de la sociedad, que es la unidad más pequeña de la sociedad o que es la célula de la sociedad. En la familia tradicional no se discute ni se pone en duda sobre quien es el que se encarga de decidir, de representar y de hablar a nombre de la familia. Así que el papá es la máxima autoridad, es el que administra, es el que impone castigos, es el que impone las reglas y al que todos tienen que obedecer y guardar respeto.
¿Sin embargo quien ha establecido que así sea?, ¿quién le dio al papá esta autoridad para ejercerla en una forma tan absoluta? En realidad no se la dio nadie, porque ha sido la convivencia social quien ha impuesto este tipo de acuerdos, que han permitido la integración de las personas en una convivencia armoniosa en la que todos están conformes en que así sea. En la familia tradicional la mamá se encuentra bajo la autoridad del papá y se somete a la voluntad del jefe de familia, quien tiene todo el poder dentro de ese pequeño grupo social. En una familia tradicional el papá ejerce su poder y no requiere de dar ninguna justificación a los miembros de su grupo. El único argumento es “Yo soy el jefe y yo mando en este lugar, a ustedes les corresponde obedecer y guardar respeto a esta autoridad”. Este tipo de poder se llama autoritario, porque depende de la voluntad de una persona, que ejerce este poder, de tiempo completo, en una forma indefinida y sin compartirlo con nadie más.
Pero también existen familias donde el papá no impone su voluntad, sino que comparte el ejercicio del poder con la mamá. Para decidir algo lo platican entre ambos y llegan a un acuerdo. Cuando los hijos ya son grandes, permiten que ellos expresen su opinión y su punto de vista. En este tipo de familias, el poder es democrático, porque participan todos en la toma de decisiones.
Llegado a este punto, ¿Dónde está la política?, la respuesta es que la política se encuentra en la participación de la sociedad y de las personas en el ejercicio del poder; por lo tanto el político es aquel que busca obtener y ejercer un determinado poder.
En una familia autoritaria la única política que existe es la palabra impositiva del padre y los que dependen de ella le deben respeto y obediencia.
En cambio en una familia democrática el procedimiento cambia totalmente, pues no será sencillo tomar una decisión, porque todos los miembros tienen una opinión distinta y también tienen gustos y preferencias distintas. Por ejemplo si la familia quiere decidir de qué color van a pintar la vivienda, el papá tratará de influir para que se pinte del su color favorito y la mamá tratará de influir para sea del color que ella prefiere. ¿Cómo pueden influir en el voto de los hijos? El papá hablará discretamente con los hijos, antes de la elección y tratará de obtener su apoyo ya sea por medio del convencimiento o de otorgarles algún beneficio y la mamá podrá hacer lo mismo.
La política se encuentra en las ideas, en las estrategias, en los procedimientos, en los problemas, en las soluciones, en la logística, en el movimiento de las personas, en la difusión, y en todas las alternativas que llevan a efecto los contendientes para obtener y conservar el poder. Algunas ideas serán adecuadas y otras ideas no causarán el impacto deseado. Aunque también tenemos que considerar que existen muchos elementos que se ponen en juego en este ejemplo de las familias, como son a quien quieren más los hijos, a quien le tienen más consideración, a quien le tienen más confianza y sobre todo quien tiene las mejores ideas.
Se ha dicho muchas veces que el poder es una aspiración de todos los seres humanos y esta es una verdad que no es sencillo de rebatir, porque en cualquier grupo que se forme existirá la necesidad de elegir a un responsable que organice e influya en los miembros para que se realicen las tareas que se les asignen.
En todos los grupos es complicado el asunto de conservar el poder, porque es natural que los miembros, de inmediato empiecen a cuestionar que el responsable no es la persona indicada y que debe ser cambiada. Esto nos deja ver que el poder, solo se puede conservar por medio de la fuerza, de la tiranía o por medio de diversas estrategias inteligentes. Es así como la política tiene sentido y tiene sentido como un acto que es humano, es social y se refiere a los procedimientos que se utilizan para adquirir, ejercer y mantener el poder.
Los políticos de nuestro tiempo tienen intereses personales con respecto al uso del poder y eso los lleva a apartarse de las aspiraciones de los grupos que representan. En el fondo la corrupción tiene su origen en este tipo de actitudes, porque estos intereses personales solo encuentran satisfacción cuando la recompensa por desempeñar un cargo público va más allá de lo que se encuentra establecido en las leyes y en el sentido común.
Pudiera pensarse que en México no han existido hombres ejemplares, que hayan puesto su vida y su servicio a intereses de tipo común. Los individuos de esta naturaleza fijaron las bases para impulsar el progreso de la patria, como ellos la llamaron. Se trató de un grupo pequeño, que no tuvo el reconocimiento popular en ese momento histórico que les tocó vivir, pero sus ideales y su entrega, dieron vida a una conciencia política que fijó las bases para otro tipo de nación, muy diferente a lo que hoy tenemos, porque la historia nos cobró muy caro el precio que tuvimos que pagar, por el orgullo de tener un grupo político como el partido liberal de la mitad del siglo XIX.
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